Casar de Caceres

4/2/13

Partido X: Cuidado con el populismo

Al hilo de toda esta debacle democrática que estamos padeciendo los ciudadanos de este país, al igual que ya ocurriera en la Europa de principios del siglo XX, corremos el riesgo de que haya partidos de dudosa convicción democrática que aprovechando el hartazgo generalizado de la población, el desafecto por la clase política y los problemas económicos, sepan canalizar toda esta indignación latente para auparse al poder.
 No hace mucho me encontré en Internet, no recuerdo dónde, un partido que se hace llamar “Partido X, partido del futuro“. Su misión: resetear la democracia con su programa “democracia y punto”. A día de hoy, aún no he descubierto ni sede física, ni rostro reconocible.
 Personalmente desconfío de todos aquellos partidos que no tienen un rostro reconocible y que la única referencia son una página web y perfiles de redes sociales. Se supone que los partidos políticos están compuestos personas con unas ideas políticas. Parece ser que en el Partido X las personas reconocibles, deben estar todavía en el futuro.
 Otra cuestión que me llama la atención es su llegada desde el futuro. La única forma de construir el futuro es en el presente, y los problemas, los tenemos los ciudadanos en el presente. Este proyecto político no habla más que del futuro, con cierto halo de misterio, sin despejar si van a presentarse o no a unas elecciones, ni si lo va a hacer alguien de su partido o no. Sólo dejan clara una cosa: hablan de llegar al poder y después devolvérselo al pueblo. No sé por qué, pero los grandes dictadores del siglo XX, todos prometieron lo mismo.
 Probablemente, este proyecto político no llegue a nada, o quizás sí. Pero hay un hecho que comienza a resultar preocupante: tanto la extrema derecha como la extrema izquierda comienzan a tener relevancia en Europa. Parece que ya hemos olvidado las consecuencias que el populismo y los extremos han tenido en la sociedad y no le damos la importancia suficiente, pero si un partido de estos es capaz de canalizar esa desafección ciudadana a su favor, entonces tendremos un problema.
 En España, como siempre, vamos algo retrasados, pero tiempo al tiempo.

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