Casar de Caceres

14/2/13

España, entre el cartero real y el correo del zar

Entre la realidad y el deseo los "papeles de Bárcenas" han optado por la realidad, la de los hechos descritos o mejor dicho escritos en ellos. El deseo de la dirección nacional del Partido Popular manifestado por boca de su Presidente Nacional y al tiempo Presidente del Gobierno de España el pasado sábado se ha mostrado demasiado débil para hacer frente al mayor escándalo político de la actual democracia. La duda, cada vez más cercana a la certeza, sobre graves irregularidades en el manejo del dinero de las donaciones, sobre la legalidad de las propias donaciones, se ha instalado en el inconsciente colectivo de los españoles y cada día que pasa los hechos, en forma de afirmaciones de miembros del propio partido que han decidido no interpretar el guión que hiciera público la señora Cospedal nada mas conocerse los datos, unos por despiste y otros por arrebatos éticos, vienen a desmontar el castillo de naipes de la falsedad que construyó el propio Rajoy en su intervención del pasado sábado en el Comité ejecutivo del Partido Popular.
 Hoy, de nuevo, la prensa española ha tenido que viajar fuera de nuestras fronteras, en lo que se ha convertido ya en un hábito nefasto para la tan reclamada transparencia, para poder interrogar al señor Rajoy por primera vez sobre un asunto de vital importancia para la salud democrática de nuestro país. Su respuesta, lejos de tranquilizar, ha abierto nuevas grietas en el castillo de la falsedad al afirmar que algunas cosas de las publicadas son ciertas...
 En este país nuestro donde el formato epistolar se ha apoderado de la actualidad política, sea en forma del registro amanuense de Bárcenas que a cada minuto que pasa pierde más su pretendida condición de "apócrifo", sea en forma cibernética del "agigantado" disco duro de Diego Ortiz, cada vez suena más el famoso estribillo de la copla aquella de " cartas iban y venían desde Málaga a Madrid, carta iban y venían y dejaron de venir". Este país vive cada hora de su existencia diaria a medio camino entre el "cartero real" y el "correo del zar" esperando angustiado entre la espada y la pared de la inestabilidad institucional provocada por uno y otro y que afecta a las mas altas instituciones del Estado a las que la carcoma de la sospecha corroe lo que debieran ser unos sólidos cimientos en una situación social y económica como la que estamos viviendo en el conjunto de la ciudadanía española.
 Y por si fuera poco la caverna mediática abre de nuevo sus puertas para mostrarnos lo mas selecto de su capacidad intelectual que haciendo gala de una crueldad cínica e inhumana no duda en despertar hechos trágicos de nuestra historia más reciente para descalificar la crítica del adversario político. Oír a Javier Arenas comparar el momento trágico que todos vivimos y sufrimos el 11M con los acontecimientos actuales no deja de ser una canallada para con los familiares de las víctimas de aquel triste ataque terrorista, leer a los prebostes de la caverna estableciendo similares paralelismos no ha servido sino para instalar a la ciudadanía en la idea terrible de que quienes mintieron entonces son los mismos que vuelven a hacerlo ahora, la mentira se muestra de manera irreversible como un componente nuclear del ADN del partido del gobierno ya de su jauría mediática.
 Los ataques que viene sufriendo por boca de unos y otros el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, no vienen sino a confirmar aquellas palabras "apócrifas", como le gusta a Don Mariano, que se supone dirigiera Don Quijote a Sancho pero que nunca escribiera Cervantes: "ladran, luego cabalgamos". Ante la certeza de que en la inmortal obra nunca se escribiera tal, quisiera terminar con unos versos tan reales como la libreta de Bárcenas o el disco duro de Ortiz, y que pertenecen al poema "Labrador" de Goethe: "Sus estridentes ladridos, sólo son señal de que cabalgamos...", querido Alfredo

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