Casar de Caceres

11/4/13

El matrimonio en la antigua Mesopotamia

Lo que se sabe de la legislación familiar de los primeros pueblos de Mesopotamia, proviene de la lectura de numerosas tablillas de arcilla, en las que se encuentran escritas las normas que rigen los contratos matrimoniales.
 En la antigua Mesopotamia, la familia era una sociedad que tenía como base una monogamia tolerante.
 El marido sólo podía tener una esposa legítima, pero la ley le autorizaba a tomar una o varias concubinas a fin de asegurar su descendencia.
 El constitutivo formal del matrimonio era una tablilla escrita por el futuro marido en la que constaban los derechos y deberes de la esposa, la cantidad de dinero que percibiría en caso de ser repudiada y el castigo que se le infringiría si era infiel.
 Este documento debía ser emitido en presencia de testigos y previo acuerdo con los padres de la novia. El documento iba acompañado de una cantidad de dinero entregada por el novio a su futuro suegro en concepto de dote. La ley sumeria otorga cierta personalidad jurídica a las mujeres casadas. Podían actuar de testigos en un contrato de compraventa, y además podían poseer en propiedad bienes de todo tipo y disponer de ellos ni necesidad de la conformidad del marido.
El marido tenía ciertos derechos sobre la mujer, como el de reducirla a servidumbre en casa de un acreedor exigente como castigo a su infidelidad, o el de venderla por la misma falta.
 La esposa también podía ser repudiada por estéril y alejada de la casa del marido, tras haber cobrado la suma establecida en el contrato de matrimonio para el caso de repudio. Las faltas contra el amor y la fidelidad frecuentemente se castigaban con la pena máxima.
 La mujer que se negaba a cumplir con el deber conyugal podía, según las leyes, ser arrojada al río, lo que equivalía a la muerte. La que era sorprendida en adulterio podía ser arrojada al río atada al cuerpo de su amante. Sólo su marido podía perdonarle la vida.

No hay comentarios: