La vida institucional de los pueblos es,en ocasiones, un frio conjunto de decisiones políticas diseñadas por las autoridades municipales. El tiempo que hemos denominado como “los años del silencio” (1939. 1975) no lo entendemos como una época en la que siempre paso lo mismo; no es cierto que aquellos años fueron pasando sin que nada nuevo ocurriese; el imperio ideológico franquista inicia leves cambios tras una primera veintena de años durísimos. Con la llegada de los años sesenta, el régimen se suaviza.
Los años “mas silenciosos” son los padecidos inmediatamente después de la Guerra Civil. Poco a poco, a partir de los sesenta, siempre muy despacio, los ciudadanos comienzan a saber exponer, con extremada cautela, sus opiniones.
Los años del silencio tienen un comienzo y una historia precisa; son las consecuencia directa del enfrentamiento político y social que explota y, más tarde, se agrava con la Guerra Civil, que enferma de manera crónica con la Dictadura del General Franco y que, finalmente, se cura con la llegada de la Democracia. Las cicatrices perduran; bien es verdad que no se airean; pero también es verdad que las familias que sufrieron los agravios trasmiten a sus hijos y nietos historias y anécdotas sin fin. Las cuentan en veladas tranquilas, en momentos precisos, en círculos cerrados. Nadie las proclama a los cuatro vientos, pero todo el mundo asegura conocerlas.
Los intentos por recuperarlas han de ser pacientes y están envueltos en el miedo al recuerdo; nadie quiere contarlas, pero tampoco nadie quiere que se pierdan. Es como un tesoro oculto que no conviene destapar ni consumir.
Ni que decir tiene que las creencias políticas no podían expresarse en público. El silencio no se consigue tan solo en las personas que estuvieron comprometidas políticamente a favor de la gente sencilla; el silencio se impuso además, de manera rotunda, en la gente sencilla.
El 18 de septiembre de 1940, vuelve a constituirse de nuevo la Comisión Gestora del Ayuntamiento de casar; por decisión del Gobernador Civil se cesa a los componentes actuales y nombra para sustituirlos, un total de ocho personas, que votan entre sí a los siguientes cargos:
Alcalde Presidente: Adrian Bermejo Casares; Teniente de Alcalde: Antonio Casares Espada; 2º Teniente de Alcalde: Juan de Dios López Izquierdo; Regidor Sindico: Cándido Torrero Fernández.
La regulación de los precios de la leche que se lleva a cabo en la sesión del 28 de septiembre de 1940, en pleno año del hambre, pone de manifiesto que el casar continua vertebrado en torno a una economía de base agro ganadera; pero supone, en opinión de los autores, una nueva constatación, los inicios de la dedicación a la producción lechera de los ciudadanos del Casar. A instancia de los vendedores de leche, la comisión gestora estima que dada lectura de la instancia suscrita por Juan Conejero Sanguino y otros varios vecinos mas vendedores de leche de vaca en la que solicitan le sea concedida oportuna autorización para elevar el precio del litro de leche de ochenta céntimos a una peseta el litro en vistas de la carestía y elevación de los precios de los piensos para dicho ganado tienen en la actualidad. Terminada la lectura de dicha instancia, àbrese una amplia y detenida deliberación en la que intervienen todos los señores gestores acordándose por unanimidad fijar a partir del día primero del próximo mes de octubre el siguiente precio para el litro de leche: a noventa céntimos durante los meses de septiembre a febrero inclusive, de setenta céntimos el litro durante los meses de marzo a mayo inclusive y de ochenta céntimos durante los meses de junio a agosto inclusive. Y que estos precios se hagan públicos por medios de bandos para el conocimiento del vecindario.
Las actas capitulares abordan en estos primeros años del franquismo los mismos asuntos que en periodos anteriores; la preocupación por las obras publicas, aunque ya se habla de asfalto de calles y no de empedrados; la escasez de los jornales (un bracero cobra escasamente cinco pesetas de jornal); la ejecución de un nuevo muro en la charca nueva.
Como asunto destacado o anecdótico señalaremos la compra de una máquina de escribir con destino a las oficinas municipales por estimarla de imprescindible necesidad (acuerdo recogido en la sesión de 5 de agosto de 1944). El hacer ofrecimiento de los solares para dichas construcciones a obra sindical del hogar, a la cual, en virtud de las facultades que a los Ayuntamientos confiere del Decreto del ministerio de la gobernación de 16 de octubre de 1941, le serán cedidos gratuitamente los terrenos necesarios de la finca de los bienes de propios de este municipio denominado Ejido de Arriba.
Los intentos por solucionar el abastecimiento de agua al pueblo que se recogen en el acta de 2 de mayo de 1955, construyen otro de los hechos destacados del periodo. El señor presidente hizo una amplia exposición del estado en que se encuentran las obras de captación de agua para el abastecimiento publico que se hicieron el pasado año en el sitio Pinar del Rio, mediante cuyas obras quedo terminado la construcción del pozo de quince metro de profundidad y tres metros de diámetro y una galería subterránea de cien metros de longitud con altura de dos metros y anchura de uno aproximadamente. Como así mismo el depósito de recogida de aguas para una cabida de cien metros cúbicos. Ahora, falta pues para completar la obra, la instalación eléctrica y bomba para la elevación de agua hasta el depósito y la colocación de una tubería de unos seiscientos metros para la conducción de agua del depósito al pueblo.
Casar de Caceres
2/10/11
16/9/11
La iglesia y su rehabilitación
El tercer factor que perfila la aldea de casar de Cáceres en el siglo XVI se concreta en la rehabilitación y construcción de una nueva iglesia. El dato, antes de entrar en consideraciones físicas del nuevo edificio, pone de manifiesto el crecimiento de la población casareña en el siglo XVI, para cuya administración apostólica es imprescindible aumentar las dimensiones del edificio eclesiástico levantado entre los siglos XIII y XIV.
La construcción de una iglesia de mayores proporciones a la existente, comenzó por la reforma del antiguo edificio para dotarlo de capilla mayor y torre. La obra exige que el Obispo de Coria envié un visitador que supervise el derribo y posterior restauración del templo. En el libro de cuentas de la iglesia un manuscrito recoge la fecha de esta reforma al afirmar que siendo mayordomo Alonso Martin Mediavilla se derribo la torre vieja para hacerla nueva y costo dieciséis mil novecientos setenta y siete maravedíes.
Por la misma fuente se sabe que para levantar la nueva iglesia fue contratado Pedro de Ybarra, maestro de obras que también estuvo presente en la edificación de algunos elementos de la catedral de Coria.
La iglesia, edificada con sillares graníticos perfectamente escuadrados y aparejados a soga y tizón, hace innecesaria la unión con argamasa entre las piedra. Sus muros tienen un grosor de un metro y medio sujetos por sólidos contrafuertes la cantería predomina en gran parte de la construcción, si bien puede apreciarse la mampostería en algunos lugares. Las portadas no ofrecen detalles de especial interés: la puerta orientada al Oeste es un ano de medio punto sin decoración; al Sur se abre la más llamativa de todas con un arco apuntado enmarcado por alfil, con jambas, arquivoltas capiteles. En la parte superior aparece un arquitrabe formado por un friso de arquillos y cruces alternantes, así como una cornisa de fuertes vuelos adornada con dentellones; en mitad de cada tramo asoman gárgolas, más conocidas como bocarruos, figuras fantásticas de rostros humanos.
Ofrece el interior del edificio una amplia cabecera con bóveda de crucería formada por una estructura de terceletes y un círculo de nervios combados en torno a la nave central. En el círculo central de la bóveda existen una serie de combados curvos que dibujan una flor de conopios.
Los nervios de esta bóveda se apoyan en vistosas ménsulas, una s en forma de conos invertidos e historiados con profusión de putt y caratulas en informes amalgama. En el transepto de la nave arrancan unos jarjamentos hasta la altura de la separación de los nervios de la bóveda que cubriría el tramo. Se desconoce por qué no se continúo con la realización de la obra y las circunstancias que obligaron a la interrupción de la misma. El resto de la nave se cubrió en los años sesenta, queriendo imitar a las antiguas bóvedas. Con esta nueva construcción se derribo la antigua cubierta de madera.
A ambos lados del transepto se abren dos nuevas capillas que forman los brazos del crucero; una de ellas con planta cuadrada y de poca altura, se cubre con bóveda de terceletes y sus claves se adornan con estrellas de seis puntas; los nervios son gruesos y de sección cilíndrica.
La otra capilla, llamada del Santo Cristo, tiene planta cuadrada y a ella se accede por un arco de medio punto en cuyo interior se puede apreciar su cúpula semiesférica sobre pechinas. Consta por documentos de principios de siglo que su cúpula estuvo pintada y que fue después repintada. Más tarde, por problemas de filtraciones de agua, las pinturas fueron deteriorándose hasta su completa desaparición. En esta capilla, según consta en el libro de Gregorio Sánchez de Dios, Descripción y noticias de Casar de Cáceres, podemos ver una imagen de Cristo muy apreciada por los casareños. Imagen muy devota y milagrosa, con el título del Santo Cristo de la Peña, de cuya cofradía son cofrades todos los vecinos del pueblo, y se encuentran asentados en ella muchos nobles de estos contornos y los señores marqueses de la villa de Monroy.
Existen otras dos capillas en el tercer tramo de la epístola de reducidas dimensiones. En una se encuentra la pila bautismal del s. XVI; la otra capilla donde se encuentra la imagen de Jesús de Nazareno tiene un arco escarzano y sostenida por una avanzada galería sobre grandes modillones decorados en su frente.
El suelo de la nave central de la iglesia era en su mayor parte de canterías y contaba con escudos en las lapidas, de los que solo se conservan tres, que son conocidos a través de las descripciones de Gregorio Sánchez de Dios.
A finales del s. XVI el retablo de la iglesia se encontraba bastante deteriorado, por lo que tuvo que ser restaurado. No obstante, y a pesar de la restauración, el visitador apostólico que inspecciona la iglesia en 1597 ve la necesidad de hacer un retablo, porque el que esta ahora es muy chico y muy antigua su madera.
La recomendación del visitador debió ejercer sus frutos ya que a principios del s. XVII comienzan los trámites para la construcción del nuevo retablo de acuerdo con las características de la iglesia. En marzo de 1604 el obispo de Coria da licencia para hacer de talla y pintura un retablo para el altar mayor de dicha iglesia para que den a hacer y pintar y tallar el dicho retablo a Pedro de Córdoba pintor vecino de la ciudad de Plasencia.
En el contrato hecho aparece el entallador Francisco Ruiz Velasco. El 21 de septiembre de 1604 se redacta otro documento entre la iglesia de Casar de Cáceres, representada por su párroco Juan Sánchez, y los mencionados artistas. Por estas fechas el obispo de Coria manda una carta diciendo que el valor del retablo no debía de exceder de 4000 ducados. Se especifica que el único gasto que correspondería a la iglesia se4ria el hierro, y que la madera debía ser comprada por la iglesia y se descontaría de los 4000 ducados en que estaba presupuestado. Como dato interesante, se menciona la posibilidad de que segundas personas participen en la decisión sobre los temas representar.
El día 26 de enero de 1605 volvería a redactarse un nuevo contrato, con las mismas condiciones que el anterior, pero se contrata a otro artista de Ciudad Rodrigo: el escultor Tomas de la Huerta y balos ensambladores Martin Sánchez y Juan Sánchez. Es ahora cuando se define la realización de unos añadidos cuyo valor será de 300 ducados quedando definitivamente configurado el retablo por “cuatro doctores, doce repisas de los apóstoles, tres frisos de talla de una parte a la otra del retablo, dos virtudes arribas de un dios padre en el ultimo frontispicio del retablo, dos guarda polvos a los lados del retablo, unas repisas en el corqué del retablo a los lados del altar”.
Durante los siguientes años debió trabajarse en el retablo como lo demuestran los diferentes pagos realizados a los maestros, que finalmente resultarían los ensambladores Juan Hernández Mostazo y Juan Sánchez, en lugar de Tomas de la Huerta como se dice en el contrato. Durante el periodo que va desde 1607 a 1613 se finalizaría la construcción del retablo; una vez ensamblado y situado en su lugar se procederá a la colocación de las pinturas realizadas por Francisco Polo y doradas por Juan Carrasco.
11/9/11
LA PRESA RENACENTISTA DEL CASAR DE CÁCERES (EL MURO DE LA CHARCA)
Los diversos libros y artículos actuales que han abordado las presas extremeñas entre el XVI y el XVIII pasan por alto la presa objeto de estudio. Sin embargo, Tomás López, indica que se hizo el año 1507, apareciendo también una fecha similar en el diccionario de Pascual Madoz. Por tanto, estamos ante una obra hidráulica no catalogada por los estudios de los últimos años, pero sí por anteriores geógrafos.
Las modificaciones que ha padecido la presa pueden haber llevado a esta situación, pero pensamos que los restos originales son lo suficientemente significativos como para haber hecho alguna mención a esta presa. En origen, la presa constaba de dos tramos diferenciados que denominaremos A y B. El tramo A, de 110 m de longitud y algo más de 5 m de altura, tenía un molino adosado al paramento. Aquí se situaba el aliviadero original, y presentaba mayor altura de salto de agua. El tramo B, de 172 m de longitud y unos 5 m de altura, es el que se conserva en la actualidad. Tenía un segundo aliviadero de fondo con un canal de derivación que guiaba el agua hacia una zona de huertas.
En los años setenta, con la construcción de una serie de edificios en la vaguada del arroyo, se desvió el lecho del cauce principal. Este arroyo discurría por lo que, elocuentemente, se llama «Ronda de Pescadores», que entonces delimitaba el tejido urbano del pueblo.
El molino fue desmantelado, la vaguada se rellenó, y con ella también el tramo A de la presa. Actualmente, no queda rastro de este tramo, si bien se intuye su disposición debido a que se ha construido un paseo fluvial siguiendo la traza del tramo A. Este tramo, con seguridad, se encuentra bajo el paseo, sirviendo a éste de cimentación. En cuanto al tramo B, se llevaron a cabo varias actuaciones para adaptarlo a su nueva función como cuerpo único de la presa:
––El trasdós se rellenó con materiales para permitir el paso de vehículos sobre el mismo. En este relleno se trazó una conducción de saneamiento, con sus correspondientes pozos de control. ––El paramento en contacto con el agua se protegió con hormigón proyectado para evitar infiltraciones al trasdós rellenado, y así eliminar posibles asentamientos.
–El aliviadero del fondo fue ampliado, y se le añadió una toma moderna de hormigón armado a modo de decantador y una rejilla para permitir depurar de grandes sólidos el agua vertida. Este aliviadero se adaptó para que coincidiese en el trasdós donde surgía el antiguo. Así, el punto de irrupción de las aguas coincide con el de una antigua instalación de la que nos ocuparemos posteriormente. Basándonos en el tramo B, y también en fuentes orales, podemos deducir cómo era el tramo A. Ambos debían ser similares, tanto en forma constructiva como en los materiales empleados.
Una primera observación muestra que la presa consta de un paramento coronado por sillares graníticos de aproximadamente 30 × 30 × 90 cm, que conforman un pretil similar al de otras presas extremeñas de la época. El sellado al que hacíamos referencia antes impide observar el paramento, pero podemos asegurar que los sillares se extienden hasta la cimentación dispuestos a soga. El cuerpo de la presa, por su parte, es de mampostería granítica sellada con algún tipo de mortero arcilloso o con cal para garantizar su impermeabilidad. La contención, igualmente, aparece oculta por el relleno del camino tras la presa, sin solución de continuidad. Sin embargo, las fuentes orales afirman que debajo hay una serie de contrafuertes. Esta suposición, además, viene confirmada por dos datos: ––El 77% de las presas extremeñas documentadas de la época son de contrafuertes.
–La existencia del aliviadero en la parte inferior de la charca sólo aparece en presas de contrafuertes. Cabe destacar que esta presa, en relación a las datadas por los estudios ya referidos, es la segunda, históricamente, en emplear contrafuertes, después de la de Guadalupe. En planta, la construcción es recta con una ligera desviación. También las fotografías aéreas de la laguna muestran que el tramo A debió ser similar, lo que demuestra la pericia del constructor, así como algún tipo de experiencia previa en otros lugares. Otras presas similares tienen quiebros, se van adaptando al terreno, incluso en curva o rectas mal trazadas. Aquí no. Los dos tramos son de una moderna perfección geométrica. Si contemplamos las fotografías vemos cómo muestran el acabado de la coronación que se percibe pese al relleno, e incluso pueden adivinarse los arranques de algunos contrafuertes. En cuanto a los aliviaderos, se limitan al de fondo del tramo B, junto con el aliviadero ya mencionado en el tramo A. La superficie del vaso de la Laguna del Casar tiene 9,48 ha. La longitud de la presa, en el tramo B, es de 172 m y 5 m de altura. Estas medidas entran dentro de los parámetros del resto de presas del entorno, que se mueven entre los 4 y 10 m de altura en la mayoría de los casos, y entre los 80 y los 200 m de longitud. La capacidad de la Albuhera del Casar está aproximadamente en torno a los 0,5 hm3, que también es un parámetro normal en las presas extremeñas anteriores a 1800.
Las obras hidráulicas en el siglo XVI se financiaron de forma muy diversa, aun-que generalmente las abordaban los Concejos, que recurrían en los casos difíciles a reputados técnicos de la Corona, como Juanelo Turriano o Juan de Herrera. Los ediles recurrían a bienes propios, préstamos o censos al recababan impuestos específicos, como los sisas, sobre algunos productos de consumo generalizado, pero que generalmente no podrían considerarse de primera necesidad. La escasez estacional de agua y la distribución irregular de sus puntos de aprovisionamiento (fuentes, manantiales, corrientes fluviales), en un lugar como el Casar de Cáceres, llevó aparejada una necesaria política de recursos hídricos, orientada a propiciar el acceso cotidiano a ella por parte de los consumidores, fueran hombres o animales, en las mejores condiciones posibles.
Las fuentes de agua existentes en el entorno municipal debían ser capaces de resolver el consumo humano22. Por tanto, existen 4 usos principales: el ganadero, el de reserva de peces, el agrícola y el industrial. La producción ganadera, tanto de ovino como de vacuno, tiene una arraigada tradición en la zona, y la construcción de la presa ayudaría al mantenimiento de más cabezas de ganado. Además, la proliferación de tenerías en el pueblo generaría una mayor demanda de animales. El uso como estanque para peces no es desdeñable. Hay que pensar que en las épocas de mayor fervor religioso, y desde luego la España del Renacimiento lo era, las prescripciones religiosas imponían un total de 166 días de vigilia a lo largo del año, y la Laguna resolvía el suministro de pescado en buenas condiciones sanitarias al pueblo.
En cuanto a la producción agrícola de la zona, se diferenciaban dos usos: extensivo e intensivo. El primero de ellos era dominado por las explotaciones de cereales, típicamente de secano, para consumo humano y animal, además de la producción de forrajes primaverales para alimentación animal. La agricultura intensiva era dominada por huertas y regadíos de pequeñas dimensiones que se disponían a lo largo del cauce del arroyo. La seguridad de un caudal continuo, incluso en verano, podía mantener un mayor número de especies vegetales y de cosechas en estas huertas. El uso industrial fue el principal causante de la exigencia de la presa.
Los molinos de rodezno, como es el caso del que existió en el pie de la presa, requerían obras hidráulicas de cierta envergadura, como son la construcción de una presa que acumulase y diese cota al agua del arroyo, y la desviación de un caz hacia el propio molino. Esto, en el siglo XVI, sólo podía ser afrontado por grupos de campesinos, que eran a su vez los propietarios del molino en partes, en días o en veces de uso.
El molinero no era más que un asalariado de este grupo de campesinos, propietarios de las tierras que producían el cereal. En el período considerado, la dieta alimenticia, que en la Edad Media tenía un importante componente cárnico, fue reduciendo éste a favor de los cereales. Se considera además que este cambio de hábito alimenticio generó el avance demográfico que acompañó a España a lo largo del siglo XVI. Si había falta de agua había falta de pan en los molinos. Coincide además, la fecha de construcción de la presa con la franquicia de los habitantes del Casar, a principios del siglo XVI. Es decir, los habitantes del recién creado término municipal, campesinos libres, se organizaron para sufragar la construcción de la presa y del molino, dando a su vez pie a la estructuración, no sólo del tejido urbano del pueblo, sino también a su desarrollo agrícola, ganadero e industrial. Cabe pensar qué hubiera sido del Casar si en ese momento no se hubiese decidido emprender tal obra.
Las modificaciones que ha padecido la presa pueden haber llevado a esta situación, pero pensamos que los restos originales son lo suficientemente significativos como para haber hecho alguna mención a esta presa. En origen, la presa constaba de dos tramos diferenciados que denominaremos A y B. El tramo A, de 110 m de longitud y algo más de 5 m de altura, tenía un molino adosado al paramento. Aquí se situaba el aliviadero original, y presentaba mayor altura de salto de agua. El tramo B, de 172 m de longitud y unos 5 m de altura, es el que se conserva en la actualidad. Tenía un segundo aliviadero de fondo con un canal de derivación que guiaba el agua hacia una zona de huertas.
En los años setenta, con la construcción de una serie de edificios en la vaguada del arroyo, se desvió el lecho del cauce principal. Este arroyo discurría por lo que, elocuentemente, se llama «Ronda de Pescadores», que entonces delimitaba el tejido urbano del pueblo.
El molino fue desmantelado, la vaguada se rellenó, y con ella también el tramo A de la presa. Actualmente, no queda rastro de este tramo, si bien se intuye su disposición debido a que se ha construido un paseo fluvial siguiendo la traza del tramo A. Este tramo, con seguridad, se encuentra bajo el paseo, sirviendo a éste de cimentación. En cuanto al tramo B, se llevaron a cabo varias actuaciones para adaptarlo a su nueva función como cuerpo único de la presa:
––El trasdós se rellenó con materiales para permitir el paso de vehículos sobre el mismo. En este relleno se trazó una conducción de saneamiento, con sus correspondientes pozos de control. ––El paramento en contacto con el agua se protegió con hormigón proyectado para evitar infiltraciones al trasdós rellenado, y así eliminar posibles asentamientos.
–El aliviadero del fondo fue ampliado, y se le añadió una toma moderna de hormigón armado a modo de decantador y una rejilla para permitir depurar de grandes sólidos el agua vertida. Este aliviadero se adaptó para que coincidiese en el trasdós donde surgía el antiguo. Así, el punto de irrupción de las aguas coincide con el de una antigua instalación de la que nos ocuparemos posteriormente. Basándonos en el tramo B, y también en fuentes orales, podemos deducir cómo era el tramo A. Ambos debían ser similares, tanto en forma constructiva como en los materiales empleados.
Una primera observación muestra que la presa consta de un paramento coronado por sillares graníticos de aproximadamente 30 × 30 × 90 cm, que conforman un pretil similar al de otras presas extremeñas de la época. El sellado al que hacíamos referencia antes impide observar el paramento, pero podemos asegurar que los sillares se extienden hasta la cimentación dispuestos a soga. El cuerpo de la presa, por su parte, es de mampostería granítica sellada con algún tipo de mortero arcilloso o con cal para garantizar su impermeabilidad. La contención, igualmente, aparece oculta por el relleno del camino tras la presa, sin solución de continuidad. Sin embargo, las fuentes orales afirman que debajo hay una serie de contrafuertes. Esta suposición, además, viene confirmada por dos datos: ––El 77% de las presas extremeñas documentadas de la época son de contrafuertes.
–La existencia del aliviadero en la parte inferior de la charca sólo aparece en presas de contrafuertes. Cabe destacar que esta presa, en relación a las datadas por los estudios ya referidos, es la segunda, históricamente, en emplear contrafuertes, después de la de Guadalupe. En planta, la construcción es recta con una ligera desviación. También las fotografías aéreas de la laguna muestran que el tramo A debió ser similar, lo que demuestra la pericia del constructor, así como algún tipo de experiencia previa en otros lugares. Otras presas similares tienen quiebros, se van adaptando al terreno, incluso en curva o rectas mal trazadas. Aquí no. Los dos tramos son de una moderna perfección geométrica. Si contemplamos las fotografías vemos cómo muestran el acabado de la coronación que se percibe pese al relleno, e incluso pueden adivinarse los arranques de algunos contrafuertes. En cuanto a los aliviaderos, se limitan al de fondo del tramo B, junto con el aliviadero ya mencionado en el tramo A. La superficie del vaso de la Laguna del Casar tiene 9,48 ha. La longitud de la presa, en el tramo B, es de 172 m y 5 m de altura. Estas medidas entran dentro de los parámetros del resto de presas del entorno, que se mueven entre los 4 y 10 m de altura en la mayoría de los casos, y entre los 80 y los 200 m de longitud. La capacidad de la Albuhera del Casar está aproximadamente en torno a los 0,5 hm3, que también es un parámetro normal en las presas extremeñas anteriores a 1800.
Las obras hidráulicas en el siglo XVI se financiaron de forma muy diversa, aun-que generalmente las abordaban los Concejos, que recurrían en los casos difíciles a reputados técnicos de la Corona, como Juanelo Turriano o Juan de Herrera. Los ediles recurrían a bienes propios, préstamos o censos al recababan impuestos específicos, como los sisas, sobre algunos productos de consumo generalizado, pero que generalmente no podrían considerarse de primera necesidad. La escasez estacional de agua y la distribución irregular de sus puntos de aprovisionamiento (fuentes, manantiales, corrientes fluviales), en un lugar como el Casar de Cáceres, llevó aparejada una necesaria política de recursos hídricos, orientada a propiciar el acceso cotidiano a ella por parte de los consumidores, fueran hombres o animales, en las mejores condiciones posibles.
Las fuentes de agua existentes en el entorno municipal debían ser capaces de resolver el consumo humano22. Por tanto, existen 4 usos principales: el ganadero, el de reserva de peces, el agrícola y el industrial. La producción ganadera, tanto de ovino como de vacuno, tiene una arraigada tradición en la zona, y la construcción de la presa ayudaría al mantenimiento de más cabezas de ganado. Además, la proliferación de tenerías en el pueblo generaría una mayor demanda de animales. El uso como estanque para peces no es desdeñable. Hay que pensar que en las épocas de mayor fervor religioso, y desde luego la España del Renacimiento lo era, las prescripciones religiosas imponían un total de 166 días de vigilia a lo largo del año, y la Laguna resolvía el suministro de pescado en buenas condiciones sanitarias al pueblo.
En cuanto a la producción agrícola de la zona, se diferenciaban dos usos: extensivo e intensivo. El primero de ellos era dominado por las explotaciones de cereales, típicamente de secano, para consumo humano y animal, además de la producción de forrajes primaverales para alimentación animal. La agricultura intensiva era dominada por huertas y regadíos de pequeñas dimensiones que se disponían a lo largo del cauce del arroyo. La seguridad de un caudal continuo, incluso en verano, podía mantener un mayor número de especies vegetales y de cosechas en estas huertas. El uso industrial fue el principal causante de la exigencia de la presa.
Los molinos de rodezno, como es el caso del que existió en el pie de la presa, requerían obras hidráulicas de cierta envergadura, como son la construcción de una presa que acumulase y diese cota al agua del arroyo, y la desviación de un caz hacia el propio molino. Esto, en el siglo XVI, sólo podía ser afrontado por grupos de campesinos, que eran a su vez los propietarios del molino en partes, en días o en veces de uso.
El molinero no era más que un asalariado de este grupo de campesinos, propietarios de las tierras que producían el cereal. En el período considerado, la dieta alimenticia, que en la Edad Media tenía un importante componente cárnico, fue reduciendo éste a favor de los cereales. Se considera además que este cambio de hábito alimenticio generó el avance demográfico que acompañó a España a lo largo del siglo XVI. Si había falta de agua había falta de pan en los molinos. Coincide además, la fecha de construcción de la presa con la franquicia de los habitantes del Casar, a principios del siglo XVI. Es decir, los habitantes del recién creado término municipal, campesinos libres, se organizaron para sufragar la construcción de la presa y del molino, dando a su vez pie a la estructuración, no sólo del tejido urbano del pueblo, sino también a su desarrollo agrícola, ganadero e industrial. Cabe pensar qué hubiera sido del Casar si en ese momento no se hubiese decidido emprender tal obra.
27/8/11
LA TENCA EN CASAR DE CÁCERES
Esta especie piscícola, propia de nuestra tierra, merece sin duda alguna un espacio particular dentro de nuestra gastronomía. Quien no ha tenido la ocasión de degustar un plato de tencas fritas o “escabechas” y darse cuenta de la calidad culinaria de la tenca, pez muy extendido por las charcas y embalses de la región.
Si hablamos desde un punto de vista natural, la tenca es un ciprínido que habita en aguas remansadas y quietas, donde busca comida (invertebrados acuáticos) removiendo el fango del fondo. Su cuerpo es ancho y está recubierto de pequeñas escamas y de una sustancia gelatinosa protectora, posee un par de barbillones junto a la boca y aletas muy redondeadas. En Extremadura se cría en las charcas tenqueras de pequeño y mediano tamaño, no así en pantanos o grandes embalses; la práctica de la pesca de este ciprínido tiene mucha aceptación entre los pescadores de la región.
En Casar de Cáceres, y otras localidades cercanas como puedes ser Arroyo de la Luz, Aliseda, Brozas o Talaván, ha sido muy tradicional siempre y apreciada la pesca deportiva y prueba reveladora de ello es la existencia de la Sociedad de Pescadores de Casar de Cáceres que supera ya de sobra los cuatrocientos socios. La tenca se pesca la mayor parte de ella en la charca, si bien hay personas que las crían en charquetas particulares. Vista la buena expectativa de mercado que ha cobrado este pez, actualmente existe una piscifactoría que surte, además de la charca y los pantanos, de tencas a toda la zona.
Gastronómicamente la tenca tiene un valor indiscutible, es un pescado blanco, con pocas escamas y carne fina, que la hace al paladar un plato de fama justificada. No en vano al Casar acude mucha gente de fuera para degustarla, especialmente durante las Fiestas de Ramo, sin olvidarnos tampoco de la Torta del Casar. Es frecuente comer tencas fritas en los bares, lugares donde también se rifaban tencas hasta no hace mucho tiempo.
La importancia, aceptación y reconocimiento popular que siempre ha tenido este pez ha hecho que a finales de agosto se celebre en la Mancomunidad Tajo Salor la conocida Fiesta de la Tenca, evento de carácter turístico organizado bajo el patrocinio del Patronato de Turismo, Alimentación e Industria de la Junta de Extremadura. Cada año una de las localidades que constituyen esta Mancomunidad se ocupa de organizar esta jornada, donde el protagonista es la tenca, organizándose alrededor de ella diversos actos festivos, lúdicos y culturales.
La forma más tradicional de cocinarse es frita en abundante aceite de oliva muy caliente, o bien en escabeche. La cocina moderna ha creado una variedad de platos “exóticos” en los que se combinan la tenca con la torta del Casar y una variedad de alimentos (como el cangrejo, la naranja etc.). Los platos de tencas no suelen faltar en las Fiestas del Ramo, en las bodas de antaño y otros acontecimientos que se celebran durante el año. Así mismo se organiza un concurso gastronómico donde buena parte de los platos presentados incluyen a la tenca como producto básico.
22/8/11
El Antropomorfo del Casar de Cáceres
Emplazamiento original
Esta estela está considerada deépoca tardorromana aunque para algunos es celtibérica, localizada y dada a conocer hace unos 35 años por el druida Cauceno, quien la encontró empotrada en el muro perimetral del cementerio de la localidad del Casar de Cáceres. Su rara cabeza, sonriente, con cabellos en forma de casco y ojos achinados, sus abultados hombros y las gruesas botas altas que calza, han desatado la imaginación de muchos y el interés de algunos epigrafistas e historiadores que no acaban de descifrar de forma definitiva la inscripción que lleva grabada en el pecho y dice así: I.D.T./ N.I.N./ILVCIA/ SP.N.A./ SVB.DIE/ CH.A./ S.N.
Acerca del significado de las inscripciones existen diversas teorías, pero todas ellas confluyen en desconocer el significado del grabado de la estela. La única palabra completa que se ha podido analizar es “ILVCIA” (ILUCIA) la cuál aparece rotulada a la altura del pecho y que según el geólogo Juan Gil puede tener su raíz en “Lux-lucis” o dicho de otro modo, luz.
En el museo de cáceres
Acerca del significado de las inscripciones existen diversas teorías, pero todas ellas confluyen en desconocer el significado del grabado de la estela. La única palabra completa que se ha podido analizar es “ILVCIA” (ILUCIA) la cuál aparece rotulada a la altura del pecho y que según el geólogo Juan Gil puede tener su raíz en “Lux-lucis” o dicho de otro modo, luz.
Esta inscripción sobre antropomorfo del Casar de Cáceres fue estudiada ya por Ricardo Hurtado de San Antonio; de hecho, y sin duda por su singularidad, su imagen preside la portada de su obra sobre los epígrafes cacereños, publicación esta que, aunque en algunos puntos pueda ser -y haya sido, de hecho- revisada, sigue siendo manual de referencia para todo aquel que se quiera introducir en el estudio de la epigrafía alto-extremeña.
En el museo de cáceres
13/8/11
ENTRE PASTIZALES Y RIBEROS
Saliendo del Casar por el Ejido de Abajo, caminando hacia el Este por cualquiera de los caminos, ya sea Sancho Gil, o los de los Santos --- San Caín o San Benito---, se atisban hondos los riberos del Almonte y del Guadiloba, un paisaje agreste que contrasta con la tierra llana, ligeramente alomada en que se encuentra enclavada la población de Casar de Cáceres. Los riberos, como así los conocemos, y el llano, destinado a pastos, dan forma al paisaje casareño. Además la pequeña extensión de dehesa boyal y los encinares de la Jara, asociados a una vegetación típicamente mediterránea, completan nuestro entorno natural. Lugares como Bando o Sancho Gil se resistieron al hombre, quien decidió centrar su esfuerzo en cultivar las tierras más fértiles de las Aceras, la Dehesilla o la Zafrilla, o bien pastorear sus ganados por los Descuajados y Arenal de Valdespino. Los riberos reflejan un medio deshumanizado, con bosque de encinas carrascas, acebuches y enormes cantiles de pizarra que se inclinan agudamente sobre el lecho del rio. El llano es la ausencia de vegetación, la presencia de las peñas y los nutricios pastos que alimentan a una numerosa cabaña ganadera.
Geográficamente, no así administrativamente, el termino está delimitado por los riberos del Almonte y su afluente, el Guadiloba, al Este, donde se encuentran los lugares de la Higuera, Bando y Sancho Gil; por tierras berroqueñas de Garrovillas al Norte, con los sitios Peñas de la Atalaya, la Perala y los Baldíos de Garrovillas; por la sierra de Santo Domingo al Oeste, y por las tierras llanas de Cáceres al Sur. Dentro del término no hay elevaciones del suelo destacables, si acaso el Pico del Águila, con unos 510 m. sobre el nivel del mar, el punto más alto del pueblo. La torre de la iglesia está a 369 m., por lo que la diferencia de altitud no es muy acusada.
Se suele llamar –según ciertos estudiosos – al suelo que pisamos la Penillanura Trujillano-Cacereña, o asimismo Tierra de Cáceres o Llanos de Cáceres. Los campos cacereños son en casi su totalidad llanos, con horizontes muy lejanos, ofreciendo un paisaje suave y con pequeños cerros, con zonas de dehesa de encina y alcornoque, zonas dedicadas a pastos y baldíos, y otras que se plantan de avena, centeno, cebada y trigo. Solamente pequeñas sierras y los ríos, encajonados en la llanura, varían la monotonía del paisaje. Así es para nosotros el Casar, llano, con cerros, al pie de solitarios riberos, hace siglos descuajados de vegetación para proporcionar terrazgo a sus labradores y pastizales a sus rebaños de ganado.
LA TIERRA DE CASAR DE CACERES
A dos leguas de Cáceres Casar de Cáceres ha sido y es un referente en las comunicaciones del Oeste peninsular. A seis millas romanas de la colonia Norba Cesarina, la calzada romana “Vía de la plata”, la cañada Real Soriano Occidental y el Camino Real de Andalucía a Castilla pasaron por su calle Larga. Ahora quedara flanqueado por la carretera N- 630 y la “Autovía de la plata”. Nadie podrá poner en duda que el pueblo de Casar ha estado siempre muy bien situado en una tierra de paso, mirando de frente a un entramado de vías de comunicación entre pueblos y formas de vida. Nuestro presente ha sido concebido y engendrado por obra y gracia de la tierra que ocupamos; es el resultado inequívoco del pensar y sentir de gentes que pisaron y labraron con sumo esfuerzo la forma actual de Casar de Cáceres. Por lo tanto, téngase en cuenta y no se eche en olvido que lo que hoy son los casareños se lo deben en gran medida a la tierra que pisan, a quienes la trabajaron con tesón,.. Y luego a los avatares de los tiempos.
Seguramente coincidirá el lector que la situación de una población significa algo más que unas simples coordenadas geográficas ( Casar de Cáceres está situado a 37º 33’ y 40” de longitud y 6º 24’ y 55” de latitud),que las mismas no reflejan el paso de legionarios aguerridos por enlosadas calzadas, el transito pecuario de merinas y vacadas por las cañadas reales, el paso de carruajes y comerciantes en un azaroso ir y venir por tierras difíciles y llenas de salteadores, la presencia de artesanos curtidores a la orilla de un pequeño regato, etc. Son, por el contrario, nuestras circunstancias históricas las que transformaron a una aldea pujante en los tiempos medievales en un pueblo prospero. Y probablemente y por circunstancias históricas, siempre al abrigo de una capital de provincia que le proporciona un patrón de desarrollo que los casareños han hecho compatible con su idiosincrasia y forma de ver la vida.
Y no solo está cerca la capital. Casar de Cáceres se encuentra lindando a tierras que labraron los entresijos del fuero de Cáceres: los cuatro lugares al otro lado del Almonte; las Navas del Madroño y Garrovillas de Alconétar pasando las riberas del Araya; Arroyo del puerco, Malpartida de Cáceres y Aliseda al pie de los alcornocales y encinares de la Sierra de San Pedro, aldeas y villas unidas entre sí por callejas hoy mudas y abandonadas a la suerte del olvido, pero unidas por un pasado colectivo común definido en lo que históricamente recibió el nombre de la tierra de Cáceres.
Por si fuera poco el lugar de Casar de Cáceres, una de las aldeas más famosas, realenga y de behetría que tiene el Rey de España, es una llanura, con declinación al norte de la vertiente de las aguas de casi todas sus calles, las que son muy hermosas por su rectitud, longitud, amplitud, bella disposición, unión y comunicación unas con otras a distancias proporcionadas.
En definitiva, el denominado históricamente lugar de Casar constituye un núcleo de población bien comunicado con sus alrededores y que ha propiciado una relación armoniosa entre su situación física y la gente que desde los primeros tiempos han venido asentándose en la misma.
23/7/11
LA TORTA DEL CASAR
La Torta del Casar es uno de los mejores quesos y de los más reconocidos de la Comunidad Autónoma de Extremadura y no es algo de extrañar, dado el magnífico sabor y textura que ofrece. Este singular queso puede ser disfrutado con unas tostas, como ingrediente en diferentes recetas o incluso en forma de helado.
La Torta del Casar tiene una gran historia, aunque la primera referencia escrita del queso data de 1791, posiblemente ya se elaboraba mucho antes. Actualmente se elabora en 36 términos municipales de las comarcas cacereñas de Sierra de Fuentes, Montánchez y Llanos de Cáceres, zonas muy consolidadas en el pastoreo.
La Torta del Casar es un queso con Denominación de Origen Protegida que se elabora a partir de leche de cruda de las ovejas merinas, una de las razas más extendida en todo el mundo, y de las ovejas entrefinas, fruto del cruce de la raza merina y raza castellana o manchega. En el vídeo podéis ver todo el cuidado proceso de elaboración de uno de los quesos de carácter y calidad que se elaboran en nuestro país.
Las ovejas son ordeñadas un par de veces al día bajo extremas medidas higiénicas, la leche resultante es recogida en cisternas isotérmicas que la mantienen a una temperatura constante de 4º C. Una vez en la quesería, comienza el proceso de fabricación a través del cuajado, proceso en el que se añade a la leche agua que ha estado macerándose con los pistilos del cardo silvestre (Cynara cardunculus). Este proceso tiene una duración de entre 50 y 80 minutos a una temperatura máxima de 32º C. Una vez obtenida la cuajada, se rompe en granos y se procede a la separación del suero.
Una vez retirado el suero, el cuajado resultante se introduce en los moldes que le darán forma al queso, como podéis ver, este proceso de fabricación es industrial aunque respetando la tradición. Posteriormente se realiza el prensado de cada molde a fin de eliminar totalmente el suero que pueda contenerse en la cuajada, el prensado durará entre 3 y 8 horas.
El siguiente paso es retirar el molde y realizar la salazón que puede ser seca o húmeda, aplicando directamente sal a cada pieza de queso o sumergiéndolo en salmuera (agua con una alta concentración de sal). El queso ya tiene su forma y los elementos necesarios para el siguiente paso, la maduración. En unas cámaras con temperaturas que oscilan entre los 4 y los 12º C y una humedad relativa de entre el 75 y el 90%, la Torta del Casar reposará como mínimo unos 60 días.
Durante este periodo de tiempo los quesos son volteados diariamente para obtener homogeneidad en el proceso de maduración, poco a poco los quesos adquieren su color y forma característicos. Se envuelven a fin de evitar que el queso cremoso que se encuentra en el interior pueda salir de la corteza semidura, terminaría expandiéndose y rompiéndose si no se envolvieran.
La Torta del Casar tiene una gran historia, aunque la primera referencia escrita del queso data de 1791, posiblemente ya se elaboraba mucho antes. Actualmente se elabora en 36 términos municipales de las comarcas cacereñas de Sierra de Fuentes, Montánchez y Llanos de Cáceres, zonas muy consolidadas en el pastoreo.
La Torta del Casar es un queso con Denominación de Origen Protegida que se elabora a partir de leche de cruda de las ovejas merinas, una de las razas más extendida en todo el mundo, y de las ovejas entrefinas, fruto del cruce de la raza merina y raza castellana o manchega. En el vídeo podéis ver todo el cuidado proceso de elaboración de uno de los quesos de carácter y calidad que se elaboran en nuestro país.
Las ovejas son ordeñadas un par de veces al día bajo extremas medidas higiénicas, la leche resultante es recogida en cisternas isotérmicas que la mantienen a una temperatura constante de 4º C. Una vez en la quesería, comienza el proceso de fabricación a través del cuajado, proceso en el que se añade a la leche agua que ha estado macerándose con los pistilos del cardo silvestre (Cynara cardunculus). Este proceso tiene una duración de entre 50 y 80 minutos a una temperatura máxima de 32º C. Una vez obtenida la cuajada, se rompe en granos y se procede a la separación del suero.
Una vez retirado el suero, el cuajado resultante se introduce en los moldes que le darán forma al queso, como podéis ver, este proceso de fabricación es industrial aunque respetando la tradición. Posteriormente se realiza el prensado de cada molde a fin de eliminar totalmente el suero que pueda contenerse en la cuajada, el prensado durará entre 3 y 8 horas.
El siguiente paso es retirar el molde y realizar la salazón que puede ser seca o húmeda, aplicando directamente sal a cada pieza de queso o sumergiéndolo en salmuera (agua con una alta concentración de sal). El queso ya tiene su forma y los elementos necesarios para el siguiente paso, la maduración. En unas cámaras con temperaturas que oscilan entre los 4 y los 12º C y una humedad relativa de entre el 75 y el 90%, la Torta del Casar reposará como mínimo unos 60 días.
Durante este periodo de tiempo los quesos son volteados diariamente para obtener homogeneidad en el proceso de maduración, poco a poco los quesos adquieren su color y forma característicos. Se envuelven a fin de evitar que el queso cremoso que se encuentra en el interior pueda salir de la corteza semidura, terminaría expandiéndose y rompiéndose si no se envolvieran.
LA IGLESIA NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN
Un alto en el camino merece la Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción, parroquia de Casar de Cáceres y fiel reflejo de la arquitectura renacentista extremeña con claros elementos góticos. Sus orígenes se remontan a fines del s. XIII y comienzos del XIV. El crecimiento demográfico del pueblo exigió su ampliación en el año 1.505, dotándose al primer templo de una capilla mayor y una torre más amplia. Obra erigida con sillares graníticos por el maestro cantero Pedro de Ibarra, el edificio ostenta unos muros de metro y medio de grosor apoyados en sólidos contrafuertes; la cantería predomina en gran parte de la obra, si bien se aprecia la mampostería en algunos lugares. Su interior ofrece una amplia cabecera con bóvedas de crucería gótica, destaca la Sacristía y, por supuesto, el Retablo Mayor, declarado Bien de Interés Cultural, restaurado en el s. XVI al encontrarse el antiguo en muy mal estado. Este último se estructura en tres grandes lienzos y está dividido en siete calles que alojan esculturas y pinturas varias del pintor placentino Pedro de Córdoba
SAN BLAS
vivió en la segunda mitad del siglo III y primeros años del IV. Su vida y su personalidad causaron tal impacto, que experimentó en seguida la sublimación de la leyenda, de manera que toda ella nos ha llegado embellecida con los atributos propios de los grandes santos de Oriente. Eso hizo que fuese uno de los santos más populares de la Edad Media. Según la leyenda, San Blas fue médico en Sebaste (Armenia). Se hizo muy famoso en esta profesión porque realizó muchas curaciones milagrosas. Al quedar vacante la sede episcopal, fue consagrado obispo de aquella ciuadad. Pero deseoso de huir del bullicio del mundo, se retiró a la soledad y a la austeridad de una caverna. Allí vivió en perfecta armonía con la naturaleza.
Compartía su morada con las fieras, que nunca intentaron siquiera agredirle. Allí le descubrieron, rodeado de sus fieras, los criados de Agrícola, el prefecto de Capadocia, que por deseo del emperador Licinio andaba a la caza de cristianos insignes para convertirlos al paganismo.
Fue encarcelado, y como no hubo manera de hacerle renegar de su fe, el emperador mandó decapitarlo. Fue en el año 316.
Varias tradiciones conservamos en torno a San Blas: se le considera aún hoy patrón de los cardadores porque sus verdugos, antes de decapitarle, le desgarraron todo el cuerpo con unos peines de cardar la lana. En muchos lugares, el día de su fiesta se bendicen dos velas en cruz con las que se toca la garganta de los fieles para prevenir las enfermedades laríngeas, porque según la tradición San Blas, estando en la cárcel, curó a un niño que se moría por habérsele atragantado una espina.
Se bendice también el 3 de febrero pan y sal para la curación de hombres y bestias. Se bendice asimismo el aceite de los candiles. En Rusia es considerado patrón de los ganados porque las fieras acudían a él para que las bendijera.
Compartía su morada con las fieras, que nunca intentaron siquiera agredirle. Allí le descubrieron, rodeado de sus fieras, los criados de Agrícola, el prefecto de Capadocia, que por deseo del emperador Licinio andaba a la caza de cristianos insignes para convertirlos al paganismo.
Fue encarcelado, y como no hubo manera de hacerle renegar de su fe, el emperador mandó decapitarlo. Fue en el año 316.
Varias tradiciones conservamos en torno a San Blas: se le considera aún hoy patrón de los cardadores porque sus verdugos, antes de decapitarle, le desgarraron todo el cuerpo con unos peines de cardar la lana. En muchos lugares, el día de su fiesta se bendicen dos velas en cruz con las que se toca la garganta de los fieles para prevenir las enfermedades laríngeas, porque según la tradición San Blas, estando en la cárcel, curó a un niño que se moría por habérsele atragantado una espina.
Se bendice también el 3 de febrero pan y sal para la curación de hombres y bestias. Se bendice asimismo el aceite de los candiles. En Rusia es considerado patrón de los ganados porque las fieras acudían a él para que las bendijera.
Hallan restos originales de la ermita de la Virgen del Almonte
Nadie podía presagiar que tras una pared pintada de blanco y con problemas de humedad se pudieran encontrar restos de la construcción original de la ermita de la Virgen del Almonte. Esta edificación, ubicada junto a la ermita de San Benito y San Blas, es en la actualidad la casa que representantes de la Cofradía de estos santos de la localidad, junto con los mayordomos, se encargan de mantener en buen estado.
Hace unos meses, mientras los jóvenes que integran esta cofradía, realizaban trabajos de limpieza y adecentamiento de este edificio se toparon con algunos resquicios que datan de siglos atrás. Su curiosidad les hizo adentrarse en descubrir qué había tras las paredes de esta arcaica ermita, que hoy día está rodeada por naves y habitaciones aledañas que se construyeron hace años por ermitaños que allí vivieron. "Empezamos a raspar las paredes y comprobamos que sonaba como si estuvieran huecas, así comenzamos a descubrir todo lo que allí se escondía", explican representantes de la cofradía.
Con un minucioso trabajo lograron sacar a la luz algunos restos que se usaron para construir esta ermita. Trozos de columnas de mármol rosáceo se habían hacinado en la fachada principal de esta edificación, en el interior de las dos únicas ventanas de ventilación con las que cuenta este antiguo edificio. "Creemos que estas columnas estaban originalmente junto al ábside, decorando esta parte del templo una en cada extremo", detallan.
La sorpresa crecía cuando estos jóvenes comprobaban que de esa fachada principal surgían más piezas antiguas. Así lograron destapar las pilas bautismales que esta ermita presentaba en sus orígenes junto a la puerta principal. Unas pilas de cerámica azul y blanca que aún conservan un óptimo estado pese al paso del tiempo.
Serigrafiado
Otro de los resquicios más valiosos que se han encontrado ha sido el serigrafiado del arco de la puerta central, de color blanco y cuyos extremos están repintados en negro. Las capas de pintura escondían este trabajo original que hoy día sorprende a quienes lo han visto. De hecho se deja entrever entre las paredes que el serigrafiado continúa por diferentes zonas del interior de este templo.
Se trata de un trabajo delicado y lento porque pretenden conservar su estado original evitando que se dañe su estructura. Estos aficionados investigadores resaltan que "hay zonas que no hemos podido conservar por su mal estado, ya que es una construcción muy modesta de ladrillo visto, sillería y adobe, y que con el paso del tiempo se ha ido perdiendo".
A día de hoy, la fachada exterior del ábside conserva su estado original. En la nave principal de la ermita había una zona de artesonado de madera, cuyos restos también se han encontrado estos jóvenes. Aseguran que las últimas imágenes del artesonado se encuentran en los archivos fotográficos de la Diócesis. "Queremos que la gente conozca y vea todo lo que aquí existe, vamos a seguir trabajando para descubrir los orígenes aunque ninguno de nosotros hemos estudiado arqueología ni arte, y vamos averiguando todo esto de lo que leemos de libros antiguos y de lo que nos van contando", añaden.
Una leyenda
Tampoco se conoce la fecha de construcción de esta ermita. "Cuenta la leyenda que un pastor se encontró a la Virgen del Almonte junto a los riberos del Almonte y en honor al hallazgo se construyó esta ermita", relatan. Además, existen dudas sobre el paradero de la Virgen que desapareció de la ermita. Ahora el pueblo cuenta con una réplica de la imagen que se encuentra en la ermita de San Benito y San Blas.
Junto a todas estas ruinas ocultas también se han hallado manuscritos en latín, los cuales han sido localizados en las habitaciones próximas a la ermita. "No sabemos de que época serán pero nos han dicho que uno de los textos es un misal que se ponía en el altar cuando el sacerdote no estaba presente", apostillan.
Estos jóvenes tienen claro que continuarán con su labor voluntaria y desinteresada para intentar aproximarse a los orígenes de esta ermita, y al mismo tiempo averiguar la fecha en que fue construida. "No hemos encontrado a nadie del pueblo que supiera que allí se encontraban estas ruinas pero seguiremos averiguando cosas aunque sabemos que es un trabajo que nos llevará mucho tiempo". Así, habrá que esperar a los próximos hallazgos.
15/7/11
LA ESTACION DE AUTOBUSES DE CASAR DE CACERES
SOBRE LA CREATIVIDAD EN LA ARQUITECTURA
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Bien mereció la pena el desvío. Ya casi en una de las salidas del pueblo tenía ante mi una asombrosa construcción; un edificio concebido como una doble parábola que se pliega sobre sí misma y genera dos espacios nítidamente diferenciados. De un lado un andén cubierto para el autobús y los viajeros que lo esperan; de otro, un espacio que aloja una breve sala de espera y una cafetería.
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Todo ello se concibe empleando un material, el hormigón armado y generando una superficie continua que produce dos bucles, de manera que el conjunto se pliega sobre si mismo, sin perder la continuidad de una misma líneas curva.
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Así pues, unión y separación al mismo tiempo, para crear una pequeña obra de arte que me ha resultado de los más creativo, original y lúcido que he visto en los últimos años en la arquitectura contemporánea. Todo arranca de la parte derecha del edificio, según lo mira de frente el espectador. Ahí se levanta la parábola grande para abrirse hacia la izquierda y descender suavemente. Entonces la curva de hormigón gira y cambia de dirección y altura, vuela hacia la derecha para generar la sala de espera y la cafetería y, de nuevo, girar en sentido inverso. Un movimiento casi escultórico. Por lo demás, ese espacio interior se cierra en vertical con grandes cristaleras que lo hacen prácticamente diáfano y, para colmo de bienes, se completa con un mobiliario que (al menos visto desde fuera) parece no recargar el exiguo espacio.
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De esta forma, en un pequeño pueblo extremeño, que alcanza sólo los 5000 habitantes, un arquitecto de obra escasamente conocida y alejado del relumbrón mediático que ahora rodea a algunos de sus colegas más famosos ha sido capaz de dar una hermosa y humilde lección sobre un tema básico: el de que la arquitectura puede convertirse a veces en un ejemplo de creatividad y transformarse en Arte, con mayúsculas
10/7/11
DON ANGEL RODRIGUEZ CAMPOS
En la película 'La Lengua de las Mariposas', Fernando Fernán Gómez, en su papel de maestro republicano, decía que España se podía salvar si una generación recibía una buena educación. Quizás eso es lo que ha pasado en Casar de Cáceres, que durante más de 40 años tuvo un maestro singular.
En 1913 llegó a este pueblo el maestro Ángel Rodríguez Campos, con 29 años. Cuentan de él que había nacido en Mogarraz (Salamanca), que se quedó huérfano de padre y después, a los 7 años, murió su madre, algunos aseguran que falleció cuando estaba durmiendo con su hijo en un colchón en el suelo. El niño se educó en un orfanato de los Padres Paúles en donde tomó gusto al latín, la literatura clásica y el griego.
A los 14 años asombró a Marcelino Menéndez Pelayo por su manera de hacer versos en latín. Más adelante asistió a las clases de Griego de Miguel de Unamuno con el que se llegó a cartear en esa lengua.
En Casar de Cáceres siguió escribiendo prosa y verso en griego y latín, y fue entonces cuando se le dio en transformarse en una especie de reencarnación de Homero o Sófocles. Vestía con túnica, manto y sandalias. Se dejó el pelo rizado largo, que a veces sujetaba con una cinta de tela o con una redecilla, y en vez de llamarse Ángel pasó a adoptar el nombre de Helénides de Salamina. De esta guisa se puso a componer su gran obra maestra 'El Panelenio' que tardó en escribir siete años. Son 21.000 versos en los que cuenta la odisea del héroe Teucro hasta que funda Salamanca. La obra fue publicada por la Diputación en 1988. Tiene 665 páginas.
Lo más curioso del caso es que si llega a pasar en otro pueblo, el maestro hubiera sido tomado por loco y le hubieran echado tras quejarse al gobernador civil. Pero en Casar respetaron a don Ángel, que se desvivía por sus alumnos. Con ellos formó un grupo de exploradores, e impartía clases al aire libre. Fue maestro hasta 1954. Llegó a dar estudios de Magisterios a tres discípulos. Enfermó y uno de ellos le acogió en su casa. Murió a los 72 años, el 26 de agosto de 1956. Las fiestas del Ramo de aquel año debieron ser tristes.
En 1913 llegó a este pueblo el maestro Ángel Rodríguez Campos, con 29 años. Cuentan de él que había nacido en Mogarraz (Salamanca), que se quedó huérfano de padre y después, a los 7 años, murió su madre, algunos aseguran que falleció cuando estaba durmiendo con su hijo en un colchón en el suelo. El niño se educó en un orfanato de los Padres Paúles en donde tomó gusto al latín, la literatura clásica y el griego.
A los 14 años asombró a Marcelino Menéndez Pelayo por su manera de hacer versos en latín. Más adelante asistió a las clases de Griego de Miguel de Unamuno con el que se llegó a cartear en esa lengua.
En Casar de Cáceres siguió escribiendo prosa y verso en griego y latín, y fue entonces cuando se le dio en transformarse en una especie de reencarnación de Homero o Sófocles. Vestía con túnica, manto y sandalias. Se dejó el pelo rizado largo, que a veces sujetaba con una cinta de tela o con una redecilla, y en vez de llamarse Ángel pasó a adoptar el nombre de Helénides de Salamina. De esta guisa se puso a componer su gran obra maestra 'El Panelenio' que tardó en escribir siete años. Son 21.000 versos en los que cuenta la odisea del héroe Teucro hasta que funda Salamanca. La obra fue publicada por la Diputación en 1988. Tiene 665 páginas.
Lo más curioso del caso es que si llega a pasar en otro pueblo, el maestro hubiera sido tomado por loco y le hubieran echado tras quejarse al gobernador civil. Pero en Casar respetaron a don Ángel, que se desvivía por sus alumnos. Con ellos formó un grupo de exploradores, e impartía clases al aire libre. Fue maestro hasta 1954. Llegó a dar estudios de Magisterios a tres discípulos. Enfermó y uno de ellos le acogió en su casa. Murió a los 72 años, el 26 de agosto de 1956. Las fiestas del Ramo de aquel año debieron ser tristes.
6/4/11
LAS FIESTAS DE AYER Y HOY
LAS FIESTAS DE AYER Y DE HOY
LA NAVIDAD Con la navidad se inicia el ciclo festivo religioso de invierno. Es esta una fiesta eminentemente religiosa en la que además de la simbología universal reconocida por todos aparecen manifestaciones particulares fruto de la idiosincrasia popular de cada región.
Las antiguas costumbres hoy se han visto suplantadas por una forma más homogénea y universal de celebrar la fiesta, conocida de sobra por todos y que no entramos a describir aquí. Por el contrario interesa conocer y plasmar las manifestaciones propias y singulares de la navidad casaréña, que es precisamente la que se describe a continuación.
Entre las formas de celebrar la Navidad en el pueblo hay que recordar el desfile típico de cuadrillas que se realizaba por Nochebuena y que recorrían las calles del pueblo animándolas con villancicos. Al pedir el aguinaldo era tradicional cantar este villancico:
Y el aguinaldo pedimos señora, Canten con alegría,
Y no nos lo nieguen, lo debo de repetir,
Que traemos mucho frio, que en el portal tenemos,
Venimos pisando nieve a un segundo David, David, David
También era costumbre hacer la primera visita al Ayuntamiento, donde les recibían el señor Alcalde y demás autoridades, obsequiándoles con un generoso convite.
Los cantos se acompañaban con instrumentos musicales; era pues una noche de andar por la calle de casa en casa, comiendo y bebiendo lo que los vecinos nos tenían a bien ofrecer, que no era poco. Estamos, sin ningún tipo de dudas, ante una concepción muy distante a la que hoy impera: la cena familiar, fiesta en el hogar con total recogimiento.
En la navidad actual son los niños quienes se dedican a pedir el aguinaldo por las calles al son de panderetas y zambombas. En un intento de recuperar esta tradición cada día mas olvidada, la Universidad popular “Helenides de Salamina” tubo la buena idea de realizar la ronda del aguinaldo tal como antes era costumbre, y desde hace ya algunos años congrega a un nutrido grupo de casareños, mayores y pequeños, que recorren el pueblo cantando villancicos, con el afán de revivirlo y destinando lo obtenido a empresas benéficas.
Otro acto que parece consolidarse es el belén viviente que se realiza la mágica noche de Reyes en la explanada de las palmeras y en él participan tanto asociaciones locales como vecinos. Tras finalizar la cabalgata por las calles se celebra la ofrenda de los Reyes Magos.
RONDA DE REYES O DE ÁNIMAS
Sin duda el hecho al que otorgamos mayor singularidad, que ha perdurado a lo largo de varios siglos, es la ronda de Reyes o Ronda de Animas. Durante los primeros seis días de enero el mayordomo y diputados de la cofradía de Ánimas recorren al anochecer el pueblo, rezando y cantando por las ánimas benditas del purgatorio. La imagen que ofrece la comitiva es muy original –para algunas personas tenebrosa--, pues todos los hombre van ataviados con capa y alumbrado por la tenue luz de los faroles. Durante el recorrido va precediéndola el tintineo de una esquila que anuncia su llegada. Ante todas y cada una de las casas rezan o cantan según el deseo de sus moradores. Al término se les da una limosna o se les abre la puerta en casas de familiares para tomar un pequeño refresco. La ronda de ánimas concluye la noche de Reyes con un generoso convite a cargo del Mayordomo para toda su comitiva. Esta costumbre tan curiosa ha perdurado tal cual y puede ser la única de este tipo en la provincia de Cáceres. Seguidamente transcribo unas muestras de las tradicionales coplas:
Las Animas de esta casa Una corona de flores
quien las pudiera llevar los ángeles te pondrán
volando como palomas si a las Animas Benditas
a la corte celestial. Una limosna le das
San Blas
Quien no conoce el dicho popular que reza así: “Por San Blas, la cigüeña veras, y si no las vieras, mal año hubieras”. La festividad de San Blas se celebra el día 3 de febrero, aunque la tradicional romería se hace siempre el domingo siguiente. El mismo día de la festividad es tradicional en los soportales de la plaza la venta de los típicos cordones y roscos bendecidos. Tal fiesta tiene especial relevancia para los padrinos de bautismo, ya que son ellos quien han de regalar a sus ahijados el pan y el cordón de seda que el niño se anuda al cuello para prevenir los males de garganta, haciendo además un pequeño obsequio. Esta costumbre muy arraigada, que todo buen padrino no a de olvidar, se mantendrá hasta que el ahijado se case.
La fiesta tiene como colofón su romería en la ermita de San Benito y San Blas, al Este del pueblo y cerca del rio Almonte. Hasta no hace muchos años el trayecto, casi seis Kilómetros, se hacía en caballerías, carruajes y a pie, llenando el camino en un ambiente festivo y romero, comiendo y bebiendo entre pandillas de amigos. El camino de hoy no es el mismo que se hacía antes, pues el antiguo partía del Ejido de Abajo y seguía por el actual camino de Sancho Gil, desviándose a la izquierda a la altura del pozo del Canto. Por él se llegaba también a Santiago del Campo tras cruzar el Almonte. Después de la concentración parcelaria, por los años sesenta, se abandona este camino por el actual que todos conocemos.
En la ermita se celebra una solemne misa seguida de una pequeña procesión de los dos Santos por el recinto. Los actos sacros dan paso a la diversión de los romeros que se reúnen en torno a los bares y comen entre amigos y familiares por sus alrededores.
LOS CARNAVALES
Los carnavales se presentan como fiesta pagana donde todo está permitido, contra puesto al recogimiento de la cercana cuaresma; la alegría se impone a la tristeza y a los problemas, la permisividad a la intolerancia, la irracionalidad al sentido común…
Por su carácter profano fue una fiesta prohibida durante algún tiempo, si bien hubo ciertas poblaciones y sectores sociales que no renunciaron a ella. En Casar de Cáceres no tiene demasiado arraigo, y es ahora cuando ha comenzado a dársele mayor protagonismo. De las celebraciones que hoy se hacen cabe destacar los bujacos y el Entierro de la Sardina. Es cierto que durante algún tiempo, seguramente a finales del siglo XIX, se celebraba el baile de los espejos, totalmente desaparecido, que consistía en adornar el salón de baile con espejos, colgados en las paredes con cintas de colores. Con esta muy original decoración se daba paso al baile de carnaval entre los asistentes.
En el carnaval se realizaban los típicos bujacos, muñecos hechos con ropas rellenas de balago y satirizaban a un personaje social. Con ellos se celebraba una boda al estilo tradicional entre el bullicio y el jolgorio de la compañía. Al final los muñecos se quemaban en la plaza de los toros.
Finalmente la fiesta se clausura el Martes de Carnaval, día en el que tiene el lugar el Entierro de la Sardina, cuya comitiva recorre las calles del pueblo para finalizar con la quema de la Sardina, participando todos de una sardina da con vino.
LA SEMANA SANTA
Festividad religiosa por antonomasia, es la muestra más clara de nuestro fervor religioso en la que participa todo el pueblo, junto con los numerosos emigrantes que regresan a pasar las fiestas con sus familiares.
Se abre la Semana Santa con la puja en la que se subastan los brazos de cada una de las imágenes que saldrán en procesión desde el jueves hasta el Sábado Santo. Este acto se celebra el Domingo de Ramos en el centro parroquial a primera hora de la tarde; a él concurren solo hombres la mayoría jóvenes. La Cofradía de la Vera Cruz se encarga de la organización de este evento. Es aun frecuente que haya personas que realicen una promesa y la cumplan cargando con alguna de las imágenes. Eso si antes solo podían ser hombres ahora también pueden ser mujeres las que carguen.
La primera procesión en salir, desde hace algún tiempo, es la del Cristo de la Peña, en la noche del Miércoles Santo. El Jueves Santo tiene lugar la procesión más esperada y emotiva, conocida popularmente como la “procesión de los hombres”, en la cual salen hasta un total de nueve pasos a los que solo acompañan varones portando una vela en la mano. Exclusivamente algunas mujeres descalzas, que cumplen una manda, acompañan a los pasos tras su marcha. En determinadas ocasiones llevan la “mortaje”, una tela blanca cruzada sobre el pecho y adornada con una cruz negra. La población contempla con absoluto silencio y profunda devoción desde balcones y esquinas el paso de la procesión. Esta, como el resto, la organiza la antiquísima Cofradía de la Vera Cruz y en ella salen, por este orden, los siguientes pasos: el Huerto, la Columna, la Ventana, Pilatos, la Verónica, Nazareno, el Crucificado, la Piedad y la Soledad. En el recorrido se cantan saetas desde ventanas y balcones tanto por mujeres como por hombres.
El viernes Santo, por la tarde y tras la celebración de los oficios, tiene lugar la procesión del Santo Entierro al que asisten hombres y mujeres, estas vestidas de mantilla negra tras los dos pasos, el Santo Sepulcro y la soledad. A la noche tiene lugar la procesión del silencio o “procesión de las mujeres”, y a ella solo concurren mujeres acompañando a la Virgen de la Soledad. El recorrido termina en la ermita, donde han sido encendidas grandes hogueras en honor a la Virgen, a su llegada se entona la Salve mientras la imagen entra en la ermita.
La Semana Santa se cierra con los actos de la Vigilia Pascual el Sábado Santo por la noche y con posterioridad la procesión del Encuentro, que se realiza actualmente el domingo por la mañana.
LA ROMERÍA DE LAS CRUCES
Podemos considerarlo como el día mas señalado en Casar de Cáceres, al que asiste la población en pleno y donde la alegría se contrapone al recogimiento del periodo litúrgico pasado. Las Cruces suponen, junto a la fiesta del Ramo, una cita obligada para todos los casareño que se precie, e incluso quienes viven fuera vienen expresamente este día para disfrutar y participar de la fiesta. La romería tiene lugar en la ermita de la Virgen del Prado, situada en la jara, a nueve kilómetros del pueblo. Tradicionalmente las caballerías se engalanaban primorosamente con las mantas de caballos y sillas de montar, trenzando sus crines y cola. El pueblo queda desierto, los casareños hacen el camino a pie, en carros, caballos y coches, deteniéndose en grupos de amigos para beber y comer.
Ya en la ermita, y tras la celebración de los actos religiosos, se saca a la patrona en procesión a hombros de los romeros por los alrededores. Entonces se da paso a la juerga y a la comida en familia, para regresar al pueblo a la caída de la tarde.
LA ROMERÍA DE SAN BENITO
Continuando con la tradición, el domingo siguiente al lunes de Pascua tiene lugar la celebración de la romería de San Benito. Esta devoción esta, junto a la de San Blas, muy arraigada en la población casareña, considerándose a ambos santos patronos de Casar, junto a la patrona Nuestra Señora del Prado.
De nuevo el pueblo se congrega en la ermita de San Benito y San Blas. Como en todas las romerías predomina una ambivalencia religiosa y festiva, pues tras la misa solemne y procesión de los dos santos, se pasa a disfrutar de un día de campo, si el tiempo no lo impide. En esta romería y aproximadamente hasta mediados de siglo, la hermandad de San Benito y San Blas organizaba un cocido para todos los asistentes. Esta costumbre, que respondía a un periodo de carestía, ha desaparecido por completo, pero hoy pervive la comida que se hace entre los Hermanos de la Cofradía y otros invitados.
FERIA DE GANADOS
Como en otros muchos pueblos de la región era tradicional la celebración de una feria de ganados a finales del mes de abril (días 28, 29 y 30). A juicio de los informantes era una buena feria a la que acudían numerosos tratantes o merchantes de todos los lugares. Se ubicaba en el Ejido del Santo, hoy ocupado por las barriadas de las Eras y las Malvinas. En la feria se podía comprar y vender magníficos ejemplares de ganado vacuno, caballar, asnal y lanar. Eran días también en los que llegaban al pueblo feriantes y titiriteros para hacer las delicias de los más pequeños. Naturalmente ha desaparecido por completo, y solo queda de todo esto un recuerdo en la lejanía.
FESTIVIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL
El 25 de julio, festividad de Santiago Apóstol, era celebrado en Casar de Cáceres muy especialmente por todos los hombres del campo, junto con el Ramo y el Día del Señor. La fiesta congregaba a toda la población dispersa por los campos que dedicaba este día festivo para descansar de sus faenas agrícolas y ganaderas.
Era muy típico que la noche anterior los niños se entregaran a recoger cajones y latas donde introducían pequeñas piedras; al agitarlas producían un ruido ensordecedor que llenaba todas las calles del pueblo. Últimamente las latas y todo tipo de objetos metálicos se engarzan en una cuerda para ser arrastrados por el suelo. Esta celebración se conoce popularmente como la “velada de Santiago”. Igualmente en la víspera por la noche grupos de amigos salen por las calles cantando, a todo el que se encontraban.
Tanto la festividad de Santiago como la Velada han desaparecido casi por completo, aunque sería muy necesario que fiestas tan nuestras se mantuvieran en el presente y en el futuro. Antaño era una gran fiesta que los mayores recuerdan como un día de descanso entre amigos. Las celebraciones litúrgicas en honor al Apóstol daban paso al baile que a veces organizaba el propio Ayuntamiento. Hoy en día tan solo se hace una misa en la ermita, situada junto al camino de las Barcas y lugar de paso obligado por los peregrinos, quienes se refugian en sus portales al paso por Casar de Cáceres.
EL DÍA DEL SEÑOR
O también llamado “Corpus Christi”, se celebra el primer jueves del mes de julio, y en la actualidad sus actos religiosos se han trasladado al domingo siguiente. Lo más significativo de este día es la procesión ala que concurren los niños que han tomado la Primera Comunión. Todas las calles por donde pasa la procesión se adornan con macetas y flores, así como muestras de bordados que engalanan los balcones. Además en algunos sitios se erigen altares como descanso de la Sagrada Forma, tupidos por verdaderas alfombras florales.
LA FIESTA DEL RAMO
Comienza esta fiesta a finales del verano, el primer domingo del mes de septiembre, cuando antaño habían terminado las labores agrícolas y los hombres del campo venían al pueblo. Supone unos días de descanso, de compartir la fiesta con los familiares y amigos.
La fiesta del Ramo es uno de los hechos más significativos y trascedentes de la Cofradía de Animas. Unos días antes en la casa del mayordomo comienzan a prepararse todos los platos y viandas que formaran parte de la mesa de ofrendas y se recogerán los donativos que para tal fin ofrecen los vecinos de Casar. Antes toda la elaboración de guisos y dulces se hacían en la casa del mayordomo, en la actualidad se suelen encargar a cocineros y dulceros expertos en el tema. La víspera del domingo de Ramos se traen del monte del pueblo unos ramales de encinas que se colocan en la puerta del mayordomo y que darán sombra a la mesa, a la par que sirven de ornamentación al lugar. De ellas se cuelgan algunas ofrendas y sobre la mesa aparecen algunas exquisiteces de la cocina castreña, también se reservan para ese día los mejores ejemplares de las frutas de la temporada. Rodea la singular mesa las cuatro “bancas de animas” en madera tallada. El domingo por la mañana, tras la bendición de las ofrendas por el cura, comienza la venta de los productos por los miembros de la cofradía, antes se hacía por subasta siendo la venta directa algo no tan tradicional.
En torno al carácter sacro, durante los cuatros días que dura la festividad (desde el viernes al lunes), aparece la fiesta; verbenas, atracciones para los más pequeños, capeas (toros al estilo tradicional) que hasta no hace mucho tiempo se celebraban en la Plaza de los Toros, dentro del núcleo urbano, siendo todavía visible la peculiar constitución de dicha plaza con amplias balconadas para presenciar los toros.
Una actividad muy singular en la población castreña es “hacer el Ramo”; con esta expresión se denomina en Casar al hecho de reunirse los grupos de amigos en torno a un lugar común (tinados o cocheras) durante los días de la fiesta. En estos lugares, adecentados para la ocasión, se come, se bebe, compartiendo y conviviendo de esta peculiar forma los días del Ramo.
En cuanto al origen de la fiesta, diremos que puede tener relación con el ancestral culto al árbol de los antiguos pueblo. Así mismo los datos más antiguos que se conocen de la Cofradía de Animas, y por ende de la fiesta del Ramo, son del siglo XVI; su celebración ha perdurado hasta nuestros días con la misma intensidad y con pocos cambios en la esencia de la fiesta.
Por toda esta honda tradición existe una clara intención, por parte de las autoridades locales, de declarar a esta Fiesta del Ramo como Fiesta de Interés Turístico Regional.
SAN MIGEL
Aunque no era una fiesta como tal, sino que respondía a la época en la que se daba por terminado el ciclo agrícola y en la cual se renovaban, de palabra, los nuevos contratos de arrendamiento de pastos y explotaciones agrícolas entre pastores, labradores y propietarios. En este día (29 de septiembre) se descansaba del duro trabajo y los hombres del campo se reunían en el pueblo con familiares y amigos. Al desaparecer la labranza y el pastoreo como actividad principal en el Casar, se ha perdido el carácter festivo de este día.
LA ROMERIA DE LA VIRGEN
Es la segunda romería dedicada a la patrona, la Virgen del Prado, y se celebra a finales de septiembre. Esta es la única ocasión en la que la Virgen visita el pueblo, recibida con fervor por los casareños, y día en que las mujeres y niñas se visten con el traje regional o mantilla para acompañar a la patrona por las calles del pueblo. A su llegada a la iglesia se realiza la ofrenda de flores. Durante la estancia de la Virgen en la iglesia se realiza la novena en su honor, siendo muy visitada por todos.
Cuando la patrona vuelve a su ermita en el Sitio de la Jara, los casareños disfrutan de un día festivo campestre en este agradable paraje. Según algunos ancianos del pueblo hace algunos años que la patrona visita el pueblo anualmente, pues antes solo lo hacía cada dos o tres años, ya que el recorrido (nueve kilómetros) que separa la población de la ermita se realizaba a pie con la imagen de la Virgen a hombros de los fieles. Se hacían pequeños descansos en el camino. En uno de estos descansaderos, se conserva la mesa donde se depositaba la imagen, en el lugar donde actualmente se encuentra el puente de la vía del ferrocarril, aunque le falta la losa de mármol que remataba la mesa.
Era también costumbre que en este día, el mayordomo de la Virgen ofreciera un cocido que se repartía entre todos los vecinos concurrentes a la romería; tal costumbre, como en otros casos, ha desaparecido porque ya no se aprecia tal necesidad y a quedado reducida a una comida entre la hermandad.
EL CARBOTE
Como en numerosos pueblos de la geografía extremeña, la noche del 31 al 1 de noviembre se celebra la fiesta del car bote. Durante esta tarde y noche las pandillas de amigos se reúnen para asar las castañas en algún lugar. Hoy se buscan cocheras o tinados para hacer una fiesta, que por otra parte, se aleja cada día más de la primitiva celebración; car botear las castañas a la lumbre. Es tradicional también en esta tarde del car bote tomar chocolate con churros.
En estos días, especialmente dedicados a los difuntos, se suele visitar el cementerio, profusamente engalanado con flores, y celebrar los oficios religiosos por los muertos de la parroquia.
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